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4 de octubre de 2011

El Sur también existe

Con su ritual de acero sus grandes chimeneas sus sabios clandestinos su canto de sirenas sus cielos de neón sus ventanas navideñas su culto a dios padre y de las charreteras con sus llaves del reino el norte es el que ordena pero aquí abajo abajo el hambre disponible recorre el fruto amargo de lo que otros deciden mientras que el tiempo pasa y pasan los desfiles y se hacen otras cosas que el norte no prohíbe con su esperanza dura el sur también existe con sus predicadores sus gases que envenenan su escuela de chicago sus dueños de la tierra con sus trapos de lujo y su pobre osamenta sus defensas gastadas sus gastos de defensa con su gesta invasora el norte es el que ordena pero aquí abajo abajo cada uno en su escondite hay hombres y mujeres que saben a qué asirse aprovechando el sol y también los eclipses apartando lo inútil y usando lo que sirve con su fe veterana el sur también existe. Con su corno francés y su academia sueca su salsa americana y sus llaves inglesas con todos sus misiles y sus enciclopedias su guerra de galaxias y su saña opulenta con todos sus laureles el norte es el que ordena. Pero aquí abajo abajo cerca de las raíces es donde la memoria ningún recuerdo omite y hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven y así entre todos logran lo que era un imposible que todo el mundo sepa que el sur también existe. Este poema (escrito de corrido ¡perdón!) titulado “El Sur también existe”, de Mario Benedetti, me vino a la memoria al reflexionar sobre el cierre de la disertación de Florencia Saintout en la UNSa el pasado viernes 30 de septiembre, sobre “Los nuevos desafíos de la comunicación en la Argentina y el rol de las Universidades”, en el marco del XVII Encuentro de Decanos de Ciencias Sociales y Humanas, cuando valientemente sostuvo, aludiendo a Rodolfo Walsh, que los intelectuales de la universidad pública tienen el deber de saber y comprender lo que sucede y también de actuar en consecuencia, en función (precisamente) de la responsabilidad pública que asumen al ser formados en universidades públicas.

Este poema no sólo me vino al recuerdo por la charla de Saintout, sino que tocó primero mi corazón, cuando el Lic. en Trabajo Social René Silvera, actual Vicedecano y Secretario de Extensión de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, universidad donde cursé mis estudios de Licenciatura en Comunicación Social, al saber que venía a Salta (por el mencionado encuentro) se contactó conmigo para poder juntarnos y comentarme sobre los progresos de la facultad de la universidad a la que representa (cuestión que me alegra rotundamente), y para saber ¡cómo le va a una graduada de una universidad nacional de la Patagonia (del Sur) en una provincia del Norte como Salta!. (*Nótese también aquí el rol de la comunicación en las universidades públicas).
Con gente como Saintout, quien desafía con su pensamiento y quién hace lo que piensa, y como Silvera, quien con su calidéz humana transforma el frío austral, el citado poema de Benedetti recobra eternamente su sentido.
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